NO ES SOLO UNA PELICULA
Los que
somos afortunados, felices en bastantes
momentos, tantos que las miserias
humanas las vemos a lo
lejos, como simples espectadores, palomitas y acción,
horribles condiciones en el trabajo, unas míseras monedas
que darán para un
bocadillo, disparos, persecuciones,
corrupción, aglomeración de coches destartalados y triciclos
de buscavidas,
mercados que desprenden hedor, perros
apaleados y abandonados a su suerte,
canciones de cuna
para calmar el dolor de una niña, ilusiones hechas pedazos,
pedazos que rebotan tan fuerte que hacen añicos la
inocencia, perdiendo la fe
en tus semejantes.
Luchar para
sobrevivir, en pro de la familia, bajando hasta
los infiernos, huir del
sufrimiento en un lugar para aterrizar
en otra selva de asfalto y de luces
completamente
deshumanizada.
De cómo
pasamos a que la honestidad y la buena voluntad
que deberían de llevar a la
solución de los problemas (como
en una película americana) solo den paso a la
extenuación
y la desesperación que toma el timón, y robar a quien roba
no es
delito, o te adaptas o pereces, “cuando la
necesidad
entra por la puerta, la dignidad se escapa saltando por la
ventana” como dijo Miguel Ángel.
Y todo esto
por una película, de esas en las que no puedes
decir “es solo cine” (muy típico
en mi cuando las lagrimas
intentan ser ocupas de mis ojos), no, es la cara
atroz del
mundo, de la vida.
No quiero
ser simple en mis reflexiones, he desayunado…
¡dos veces! así que como dice la
canción, no puedo...no debo, seguir
juzgando… ¡no tengo hambre!
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